Mi viaje artístico: De niño incomprendido a artista expresionista
¿Quién soy? Soy Juanjo, Ortubia o Txispas, como prefieras. Soy un artista que ha recorrido un camino lleno de giros inesperados, desde la incomprensión en la infancia hasta la liberación expresionista que vivo hoy en día.
Infancia: Un lienzo en blanco lleno de interrogantes
Nací y crecí en un barrio obrero de Galdakao (Bizkaia). Mi infancia no fue precisamente feliz. Recuerdo sentirme diferente, aburrido y sin rumbo. Mi primer encuentro con el arte llegó a los 8 años en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Chillida, Ibarrola, Basterretxea… un mundo nuevo se abría ante mí.
Sin embargo, mi entusiasmo se vio truncado en la escuela. Al intentar plasmar en un dibujo lo que había visto en el museo, fui humillado por mi profesora. Me etiquetaron como “vago”, “torpe” e incluso “tonto”. Aquella experiencia me marcó profundamente, reprimiendo mi deseo artístico y refugiándome en la escritura.
Juventud: Disciplina, artes marciales y un sueño postergado
A los 14 años, el Pencak Silat, un arte marcial indonesio, entró en mi vida. La disciplina, el respeto y la repetición que me inculcó este arte fueron claves para mi desarrollo personal.
A los 21 años, contraviniendo las expectativas de mi entorno, compré un piso y trabajé sin descanso hasta los 31.
En ese tiempo, creé mi primera empresa, demostrando que quizás no era tan “tonto” como me habían hecho creer. Sin embargo, el deseo de crear arte seguía latente en mi interior.
A los 31: El destaponamiento del artista
Un día de agosto, paseando con mi mujer, algo hizo clic. Decidí que era hora de aprender a pintar y ser el artista que siempre había soñado.
Comencé mi formación en Estudio Unzalu, donde Juan Antonio Unzalu se convirtió en mi mentor. La frase que más me marcó fue: “el dibujo es una prueba de atención”. Durante cinco años después del trabajo, dediqué 3 horas diarias a pintar en casa, absorbiendo como una esponja todo lo que aprendía.
Explorando estilos: Un viaje de autodescubrimiento
En mis inicios, intenté emular a Monet y Van Gogh, pasando por el impresionismo y las caras expresionistas de payasos. Sin embargo, algo dentro de mí me empujaba hacia un estilo más libre y personal.
La Materia
La etapa de la “materia” me permitió experimentar con materiales diversos, desde tubos eléctricos hasta maderas y ropas.
La Tinta China
Finalmente, la tinta china me liberó de ataduras, permitiéndome expresar mi yo más profundo. La tinta china me dió la libertad y la rapidez que no había conseguido con el oleo. Me invito a reflexionar a copiar a antiguos maestros chinos y japoneses. Aprendí a meditar mientras tomaba conciencia de mi entorno. Como siempre todo aquello que aprendí lo llevé a mi terreno personal. Me gusta aprender de los mejores y luego escuchar a mi interior para adaptarlo a mi lenguaje y crear. Siempre crear.
Expresionismo: Nace el artista
En 2014, tras dos años de trabajo sin restricciones en Estudio Unzalu, el artista en mí había madurado. Era hora de volar solo. La paternidad también me impulsó a buscar nuevos caminos, y así llegué al mundo del grabado en el FIG BILBAO.
En La Taller
Mi forma de entender el arte y hacer el arte cambió en La Taller. Ese fue mi segundo hogar artístico, Maite Martínez de Arenaza fue la madre artística que me guió, me regañó y me enseñó todo aquello que pude aprender en 7 años que estuve allí. 7 años rodeado de artistas, de compañeras y compañeros. 7 años de aprendizaje, incomodidad artística y desafíos artísticos. Siempre mantuve mi libertad creatividad y en base a ella trabajé durante todo ese tiempo. Manteniendo la esencia que había dentro de mi pude aprender sobre el mundo de grabado y llevarlo a mi trabajo.
Aguafuerte, Monotipia, Xilografía, Estampas Fantasma, Fotograbado, Carborundum y Técnicas Aditivas, seguro que me dejo algo. Esas fueron las principales técnicas con las que trabajé en esos locos años. Por supuesto seguía trabajando en mi empresa y en otros proyectos paralelos y todas las noche seguía pintando en el salón de mi casa.
El presente
Nunca he parado de buscar mayor conocimiento y mayor libertad, se que en este post hay poco que leer, tampoco creo que sea muy necesario. Considero más importante ver las imágenes de la evolución. Viendo se aprende y se entiende todo mucho mejor.
Hoy en día, sigo explorando y experimentando. El arte es un viaje sin fin, un proceso de autodescubrimiento constante. Mi obra se nutre de mis vivencias, mis emociones y mi visión del mundo.
Soy un artista expresionista, pero también soy mucho más. Soy un ser humano en constante evolución, que busca plasmar en sus obras la complejidad y la belleza de la vida.
Mi historia es un recordatorio de que nunca es tarde para perseguir nuestros sueños. A pesar de los obstáculos y las dudas, la pasión y la perseverancia pueden llevarnos a alcanzar aquello que anhelamos.
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