Descubriendo Nuevas Fronteras Artísticas en una Madrugada de Junio

Madrugada de un domingo de junio, las neuronas intentan romper un muro levantado por años de técnicas de grabado. En medio de este proceso creativo, una rajita en el muro permite una pequeña filtración de nuevas ideas y conceptos. Es en estos momentos cuando la innovación y la evolución artística toman forma.

Me asusto, no sé qué es esta sensación. Fantasmas que deambulan entre quién era y quién debería ser. No quiero ser el que era, tampoco el que seré. Yo solo quiero ser el de ahora. Este dilema existencial resuena con muchos artistas, atrapados entre su pasado y el futuro que imaginan.

Malditos fantasmas que susurran. Malditos pitidos en mi oído. Este tormento interno es parte integral del viaje creativo, una lucha constante entre la autoaceptación y la aspiración. Cada obra nueva es un paso hacia la autenticidad, un reflejo del ser presente, libre de las sombras del pasado y las expectativas del futuro.

Aún no sé si voy a poner estas obras a la venta. Esta incertidumbre es común en el mundo del arte, donde cada pieza es un fragmento del alma del artista, un testimonio de su evolución y su esencia en el momento presente.